Los antiguos maestros del Tao no eran los únicos que sabían que la música y el canto tienen un gran potencial curativo. En todas las culturas, chamanes y curanderos acompañaban el tratamiento de los enfermos con ritmo, canciones y danzas. "El oído es la entrada del alma", reza el dicho popular.

El médico chino Sun Si Miao era conocido por el pueblo como el rey de la medicina por su habilidad y práctica médica. Ya en el año 600 descubrió que las vibraciones de ciertos sonidos influían positivamente en el curso de las enfermedades.

El médico ayurvédico Shri Balaji També escribió: "Hay que hacer vibrar las células del cuerpo. Porque es a través de la vibración de las células como podemos provocar un cambio duradero en la conciencia de una persona enferma, promoviendo así la salud. El alma del cantante resuena en la voz humana, y el sonido de la voz contiene su individualidad.

Los "seis sonidos curativos" son fáciles de aprender y pueden utilizarse para ejercer una influencia directa sobre nuestro estado de salud. Las secuencias de movimientos correspondientes a las posiciones respectivas de los órganos, la respiración controlada y los sonidos que vibran hacia el interior permiten que surja un poder curativo que actúa específicamente sobre los órganos individuales. Aún no se conocen los vínculos exactos.

Fue el gran maestro Mantak Chia quien popularizó ampliamente los seis sonidos curativos en Occidente. En la medicina tradicional china (MTC), los cinco órganos yin -corazón, pulmones, riñones, hígado y bazo- forman un todo que sostiene la vida, al que se refieren los seis sonidos curativos.

El objetivo de los ejercicios es nada menos que la armonización emocional.

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